Queridos amigos,
Me alegro de haber recibido tantas expectativas puestas en la congonga. Aquí les va: es mi cojín con forma de tortuga, regalón, con el que solía dormir y jugar. Yo no sabía cómo se llamaban las tortugas, así que le inventé el nombre de congonga.
Ahora, el título del blog tiene que ver conmigo, que me siento una congonguita rosada, linda y tierna, que muerde cuando intentan hacerle daño - nunca tan rosada - y que está contenta de sacarlos de la intriga.
Disculpen la demora, pero con esto de las aguas sublevadas estuve aislada, rodeada de barro y sin posibilidades de salir a un cyber como hoy. Estoy retomando el ritmo, se viene la U con todo, y aprovechen de contarme más de ustedes.
4 comentarios:
¿Alguien más tenía su osito, trapito, tontera regalona? Que me cuente!!
Yo cuando chico tenía un muñeco, con el que dormía todas las noches. Se llamaba Quicoso porque se parecía a Quico, el del Chavo del 8.
Con el incendio de mi casa, tiró a cooperar un poco. Pero sobrevivió.
Saludos.
La situación actual de mi congonga es que queda sólo la funda operativa. El resto de sus miembros están disipados por mi gran closet. Sabe el diablo dónde está su cabeza. De las entrañas, ellas son una frazadita de lana blanca, que descanza junto al resto de las frazadas. Congonga no ha perdido las esperanzas de ser restaurada, pero falta que yo ordene sus miembros perdidos.
Cabe destacar el uso de la funda de Congonga.
Ariela tien un piso (un asiento) metálico, y pone a Congonga encima. Con esto, te puedes sentar sin que te de frio...
Yo tenía un perrito, que se llamaba TOTO. Y el toto estaba hecho de retazos de tela, así que una oreja era floreada, la otra era roja y el cuerpo era verde (A lo más Glot -de Diego y Glot). TOTO me aompaño desde los 3 hasta los 12 años (si: ya estaba peludito... ¡pero era mi Toto!), fecha en que pasó a ser un recuerdo de infancia (lo usaba como cojín). Finalmente, lo regalé a otro bebé que se encariño con él; la historia de Toto se repite.
Eso no más.
Perdóname por invadir tu blog, mi congonguita. Un bezoote gigante... ay ahí vienes
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