¿Servirá de algo saberse en la multitud? ¿Podría cambiar en algo mi escencia, deshacerme de lo personal para aspirar a la sutileza?
Sólo espero las lecciones que trato de practicar sirvan a aquéllos que me rodean. Estoy segura de que me sirven a mí. Que pueda comprender el actuar de ignorantes y sabios. Que pueda a la vez descubrir nuevas verdades a la luz de todos los ojos que brillan hoy para mí, pero también a la sombra de los ceños fruncidos cuya oscuridad enfría hasta la sonrisa más tierna.
Por encima de los extremos, el camino se cierra, formando un círculo. Por debajo de la pasión, del instinto, de lo visceral y lo genital, incluso por debajo de nuestro aliento de vida, reside la esencia del pensamiento. Yace oculto, dormido, casi con grilletes. A veces suelo darle sorbos de agua y migajas de pan. Creo que una vez lo dejé mirar por un agujero en su celda. Es extraño, porque el agujero no era para mirar el exterior, sino todo lo contrario. Era el mundo de la realidad, de lo absoluto y lo trascendente, donde existen otros colores inimaginables.

Oh, bestia, no quiero que me poseas más. Eres tú la que debería estar en cautiverio. Te enfrentaré, me enfrentaré Ésta es la guerra más difícil que pueda lucharse en toda la existencia. Pelear contra sí mismo es una paradoja, que como todas las paradojas, es perfectamente reconciliable si llego a lograr ganar aunque sea una batalla, de las muchas que debería luchar con los tantos vicios de mi alma. Sólo espero que tú no seas uno más.
En el límite del espanto y la ternura, eres luz y sombra, sonido y silencio. Eres música. Justo cuanto te siento más cerca algo me hace despertar de la ilusión, para que te pierdas en viajes místicos. Admito que es un deseo mío el que te encuentres a ti. Sé que ambos estamos en una excursión, y no es precisamente para sentir la tierra tibia de cerros no muy lejanos, que toca o tocó tus pies desnudos. ¿Podrían nuestros pasos compartir una senda? ¿Por qué tu imagen se empeña en permanecer?
Imploro por señales a los espíritus más iluminados que saben mucho más de presentes como éste. Afloran ideas que no quiero llamar sentimientos, crecen hoy como una hierba silvestre en primavera; lo hacen naturalmente. Esto no es vanidad ni necesidad ni pasión ni deseo ni soledad ni pasado ni futuro.
Tengo esperanzas y voluntad para agregar en el guiso de cuestionamientos. He comprendido que eso sirve, es un buen arroz, pero nunca será suficiente. El principio es el final. ¿Qué curioso no?
** Un detalle: la fotografía la he tomado hoy, jueves 8 de mayo. Esta entrada ha sido editada posterior a su fecha de creación.
1 comentario:
Si bien todo este concierto tiene un motivo filosófico, existe una estrofa con acordes, claramente, sentimentales.
Dado lo que leí en tu blog, querido ex, aclaro que nunca escribí canciones para ti, y la melodía de tal pasaje tampoco ha de serlo.
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