En noches como ésta falta tanto;
es cuando quisiera sentirte cerca,
ser todos los lunares que te faltan.
Hay tantas calles que no hemos paseado
y todas las canciones que aún no inventamos
y todos los pasos en falso que no hemos dado
la ausencia de todo eso me repite al oído
que esto en realidad no ha comenzado.
Y hablar las historias que no conversamos
porque en silencio y a solas nos quedamos
es todo tan raro cuando juntos estamos.
Me falta ver tu rostro sonrojado
o tus ojos escapando y los míos también
o jugando a que se encuentran las ideas
para luego perderse en soledades compartidas.
Me falta tanto de ti:
tus preguntas domésticas
tus verdades culinarias
tus gritos de locura ego
tus arranques de atenciones.
Todo esto está ahí
y es tanto o más atractivo
que pensar en todo lo que ya está;
todo esto clama mi atención
y corona de flores y frutos silvestres
las doncellas de mi alma enamorada.
Me hace falta ser guitarra
pero no cualquiera de ellas,
sino la tuya, y reirme contigo (no de ti)
cuando me pongas el calcetín de lana.
Me falta que nuestras libertades se busquen
y que se encuentren más seguido,
o tal vez no tan frecuentamente
pero sí que lo hagan en forma total.
Me hace falta llevarte mi voz y mi olor
me falta sentir los tuyos.
Me falta un sendero mágico
que comunique nuestras casas
para visitarte en tus noches de sueños.
Me falta cocinar para ti
y que me digas que está delicioso.
Me falta componer otra melodía
pero que hable de nosotros
y de lo que todavía no nos contamos.
Me hace falta que no me hagas falta
para no seguir ocupando mi mente
en sueños como éste.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario